¨Desmitificación del Asador¨
Ha llegado la hora de dar por tierra con el concepto inmaculado del ¨Asador¨. En toda reunión, sea familiar o de amigos, en la que esté presente el asado, hay un enaltecimiento de la persona que tiene la tarea de hacerlo.
Esto ha llegado a tal punto, que en todo grupo de pertenecia (flia, o amistades) se destacan unos pocos con tales aptitudes. Esta gente calificada, tiene sus propias técnicas y artilugios, las cuales los ayudan, siendo intrumentos en su búsqueda del ¨asado inmaculado¨.
El meollo del asunto está en que todo ¨asador¨ se considera vital a la ahora de hacer el asado, y que su presencia es escencial, a fin de que los comensales no caigan en la deshonra de degustar un producto de manos inexpertas.
Mi observación personal, me ha llevado a la conclusión que el 90 % del éxito en la actividad del asar es mérito del abnegado bovino. Es decir que la vaca (en algunos casos chancho o pollo) y su vida alejada de los excesos es vital para degustar un asado ¨de la gran flauta¨ (como dice mi abuelo).
Ahora bien, como se habra dado cuenta el lector, esta teorÃa deja casi por fuera las habilidades del operante de la parrilla, al que solo le resta prender el fuego y considerar que la carne sea servida sin caer en las desagradables polaridades de la cocción, que son: que la vaca aún tenga pulso (o que este cruda) o bien, que la carne sea cremada (o que este demasiado cocida).
De esta manera la figura del ¨Asador¨ queda excluÃda del plano artÃstico, y porqué no, metafÃsico. Ya no es la persona que tiene EL saber, y ostenta la posición social de una especie de Chamán culinario.
Espero que con este escrito tampoco se ensalse a la vaca como merecedora de la gloria (vamos a terminar como la India). El asado es muy rico pero tampoco proyectemos en el todos los valores de la sociedad Argentina.
A lo mejor es porque me tira mas la pasta.....
Esto ha llegado a tal punto, que en todo grupo de pertenecia (flia, o amistades) se destacan unos pocos con tales aptitudes. Esta gente calificada, tiene sus propias técnicas y artilugios, las cuales los ayudan, siendo intrumentos en su búsqueda del ¨asado inmaculado¨.
El meollo del asunto está en que todo ¨asador¨ se considera vital a la ahora de hacer el asado, y que su presencia es escencial, a fin de que los comensales no caigan en la deshonra de degustar un producto de manos inexpertas.
Mi observación personal, me ha llevado a la conclusión que el 90 % del éxito en la actividad del asar es mérito del abnegado bovino. Es decir que la vaca (en algunos casos chancho o pollo) y su vida alejada de los excesos es vital para degustar un asado ¨de la gran flauta¨ (como dice mi abuelo).
Ahora bien, como se habra dado cuenta el lector, esta teorÃa deja casi por fuera las habilidades del operante de la parrilla, al que solo le resta prender el fuego y considerar que la carne sea servida sin caer en las desagradables polaridades de la cocción, que son: que la vaca aún tenga pulso (o que este cruda) o bien, que la carne sea cremada (o que este demasiado cocida).
De esta manera la figura del ¨Asador¨ queda excluÃda del plano artÃstico, y porqué no, metafÃsico. Ya no es la persona que tiene EL saber, y ostenta la posición social de una especie de Chamán culinario.
Espero que con este escrito tampoco se ensalse a la vaca como merecedora de la gloria (vamos a terminar como la India). El asado es muy rico pero tampoco proyectemos en el todos los valores de la sociedad Argentina.
A lo mejor es porque me tira mas la pasta.....
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